Si bien el diseño y la calidad espacial de un sitio es tarea de profesionales. El sentido común, las experiencias vivenciales y el uso diario de los espacios, son las primeras herramientas para lograr tu cometido y un buen acabado acorde a tus necesidades.
Por ello al momento de remodelar o diseñar tu cocina no sólo lo estético y lo bello debe predominar. También debes poner énfasis en lo funcional, dándole su merecida importancia. De otro modo tu cocina puede ser muy bella, pero no se podrá cocinar de una manera cómoda y eficaz en ella. En otras palabras, será una cocina mas de revista, que la utilizarás para mostrarla ante tus amigos y alardear su ostentoso estilo, sabiendo que el cocinar en ella es casi imposible.
De esta forma lo funcional es lo primero que debes tener en mente a la hora de rediseñar tu nueva cocina. Para ello debes tener en cuenta las necesidades básicas y los procesos utilizados para llevar una buena comida a la mesa.
Aunque parezca obvio, comencemos con el primer paso: el momento en que llegamos del mercado a nuestra casa. Arribamos al hogar con todos los productos comprados. Lo primero que necesitas es espacio donde dejar los productos para luego poder desempaquetarlos y colocarlos en su correcto lugar. Sea el refrigerador o una alacena dependiendo de las condiciones del alimento adquirido, estos sitios deben estar al alcance del cocinero para la preparación de cada comida.
Si estás habituado a la cocina y sobre todo al arte de cocinar sabes bien que el fregadero es muy importante debido a su uso constante. Por ello debe encontrarse en un lugar accesible y cómodo. Por una cuestión estética muchos lo ubican en una esquina (como si tuviera que estar bien alejado de la vista) mas esto no es para nada práctico.
Siempre cercano al fregadero debes disponer de buen espacio para poder colocar todo lo necesario para la preparación de las comidas, acondicionando este sitio con materiales fáciles de limpiar y con el espacio necesario para poder utilizar todos los utensilios indispensables sin que estos entorpezcan las tareas de cocción o de la posterior limpieza.
Al finalizar sólo nos queda la preparación y presentación de nuestro plato. Para esto dispondremos de un último espacio donde realizaremos este paso de nuestro proceso, teniendo al alcance el acceso del lugar de guardado de los cubiertos. Preparados y presentados los platos, suena la campana y se oye el grito… A CENAR!!!
Resumiendo lo que tendremos en cuenta para el diseño o remodelación de nuestro espacio culinario es el proceso del arte de cocinar: TOMAR – APOYAR – LAVAR – PROCESAR – COCINAR – SERVIR.
De aquí en más si tienes una correcta y practica distribución funcional sólo queda pendiente la elección de los materiales y mobiliarios. Los cuales, en su mayoría estandarizados y modulados, nos dan la dimensión espacial y acabado final de nuestro diseño.