Como bien sabemos, la cocina se divide en tres zonas principales: preparación de alimentos, cocción y lavado. Habiendo definido los tres sectores más importantes y característicos de nuestro espacio culinario (conocido como el “triangulo de trabajo”), podremos distribuir y diseñar las áreas complementarias de forma mucho más práctica y acertada. Las zonas complementarias son la de guardado de los alimentos y de vajilla, e incluso algunas otras que permitan un mejor desarrollo de nuestra cocina.
Zona de guardado de los alimentos.
Por lo general a la reserva de los alimentos se le asignan dos areas bien definidas: una donde se encontrarán los alimentos que requieran de refrigeración y otra para los alimentos secos y no perecederos.
Almacenamiento de alimentos en frío.
Sencillamente a estos alimentos los ubicaremos en el refrigerador. La incógnita es dónde ubicar este elemento de uso cotidiano. Para ello dispondremos de un espacio cercano a la zona de preparación de los alimentos y cercano también a la de cocción. La elección de nuestro refrigerador se basará en las necesidades de cada familia, en lo que tendremos en cuenta la alimentación, la cantidad de integrantes que habiten la casa, el espacio disponible y sus hábitos de compra.
La incorporación de un freezer o congelador individualizado también dependerá de las necesidades particulares. En una cocina de espacio reducido podremos incorporar refrigerador pequeño bajo mesada.
Almacenamiento de alimentos perecederos y secos.
Estos alimentos (latas, no perecederos, embotellados y secos) los ubicaremos en alacenas las cuales, para generar una mayor fluidez a la hora de realizar la cena, deben estar en las cercanías de la zona de cocción y la de preparación de alimentos. Aunque también debemos considerar que estos alimentos deben estar en una zona seca, preferentemente fresca, alejada o aislada tanto del calor de los anafes como de la humedad del fregadero.
Algunos de estos artículos son de utilización poco frecuente o comprados en cantidad, los cuales le asignaremos esos espacios de difícil acceso como ser la parte superior de las alacenas o la inferior del bajo mesada. En cambio a aquellos alimentos de uso cotidiano los pondremos entre la altura de los ojos y la rodilla para facilitar así su acceso. Es necesario considerar que estos sectores de guardado no tengan una profundidad mayor a sesenta centímetros.
Como introducción a la decoración, se puede utilizar un trinchante o armario, por fuera de los muebles adosados al muro, que admita guardar estos artículos en un solo espacio y no en lugares dispersos por toda la cocina.
Zona de guardado de la vajilla y utensilios.
Los artículos de cocina (sartenes, ollas, utensilios) y la vajilla requieren de un destacado espacio dentro de nuestra cocina. Preferiblemente deben ubicarse en la cercania de las zonas antes mencionadas, la de preparación de los alimentos y de la de cocción, en alacenas o en el bajo mesada. De esta manera obtendremos un fácil acceso a los mismos ya que los sacarás, utilizarás y guardarás varias veces al día.
Para los cubiertos, es beneficioso tenerlos en una cajonera bajo la mesada. También un trinchante periférico sería de gran utilidad. Una opción que se utiliza en la actualidad es que algunos de estos elementos queden a la vista. Para ello emplearán contenedores de diseño, tanto estético como funcional, para que faciliten el orden y su utilización. Es frecuente encontrar instrumentos de este tipo, en gran cantidad, en los bazares para “guardar” elementos a la vista, los cuales son de muy mal gusto, son poco prácticos, molestos e inservibles. Así que a tener cuidado con lo que adquiere y en donde.